La Misa

Neumz ofrece todas las partes
cantadas, entonadas, o recitadas
de la Misa y los Oficios.


De esta manera, en la Misa se pueden escuchar de acuerdo con el ciclo litúrgico los cantos del Ordinario (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, y Agnus Dei) y del Propio (Introitus, Graduale, Tractus, Alleluja, Offertorium and Communio).



Estructura de la Misa



La Misa es la forma principal de culto en la Iglesia Católica Romana, y se divide en dos partes principales: la Liturgia de la Palabra, que incluye lecturas de la Biblia y a menudo un serón, y la Liturgia de la Eucaristía, que culmina en el sacramento de la Comunión.

La palabra misa proviene del latín missa, usada al final del servicio para disolver a la congregación: Ite, missa est. La palabra católica significa “universal”, y la idea tras la Misa latina era la de orar en un lenguaje universal que pudiera ser entendido en cualquier parte del mundo. Tras el Concilio Vaticano II en los años 60, se aceptó comúnmente la misa en lengua vernácula.

En la tradición del canto llano, todas las secciones de la Misa pueden ser cantadas, incluyendo el Propio de la Misa. Muchos de los cantos gregorianos más complejos se encuentran en partes de la Misa con textos cortos y repetitivos, como el Kyrie y el Agnus Dei, así como en textos mayores como el Gloria y el Credo, y en Ofertorios, que son algunos de los ejemplos más antiguos de cantos particularmente ornamentados.



Estructura de la Misa (Forma Ordinaria)



también conocida como el Nuevo Ordo o la Misa de Pablo VI





El Ordinario



El Ordinario de la Misa casi no varía, independientemente del contexto litúrgico o la estación. Consta de cinco secciones principales, que se usan a menudo en musicalizaciones de la Misa: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei.


La misa dominical suele comenzar con la unción de la congregación con agua bendita, un acto conocido como Asperges. El celebrante puede cantar una de dos antífonas Asperges me, o Vidi aquam, que se canta entre la Semana Santa y Pentecostés. Ambas antífonas se estructuran como el Introito de la Misa: primero el verso 1 (que incluye Aleluyas durante la Semana Santa); luego el verso 2 (tomado de los Salmos); luego en la Misa de Pío V (la forma “extraordinaria”) seguida de la doxology Gloria Patri (que se omite en tiempo de Pasión y nunca se usa en la forma “ordinaria” de la Misa de Pablo VI); y finalmente la repetición del verso 1. El canto antifonario Vidi aquam suele ser más florido y largo que el Asperges me.

Asperges me


Asperges me, Domine, hyssopo et mundabor,
Lavabis me, et super nivem dealbabor.
Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam.

Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto
Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen.

(Sólo en la forma extraordinaria)


Me rociarás, Señor
con el hisopo y seré purificado.
Me lavarás y seré más blanco que la nieve.
Ten piedad de mí, Señor,
según tu gran misericordia.

Gloria al Padre y el Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos Amén.



Vidi aquam


Vidi aquam egredientem de templo, a latere dextro, alleluia:
Et omnes ad quos pervenit aqua ista, salvi facti sunt,
Et dicent: alleluia, alleluia.


Vi agua que sale del templo, desde su lado derecho, Aleluya:
Y todos los que vinieron a esta agua se salvaron,
y dirán: ¡Aleluya, Aleluya!

Excepcionalmente, el Kyrie está en griego y no en latín. En el rito extraordinario, consiste en tres articulaciones del Kyrie eleison (Señor, ten piedad), tres declamaciones del Christe eleison (Cristo, ten piedad) y una final triple del Kyrie eleison. En el rito ordinario, a excepción del Kyrie IX en el que la melodía no lo permite, hay solo dos articulaciones. Las melodías de los cantos reflejan a menudo la clara estructura de esta parte de la Misa. Por ejemplo, algunas melodías puede que eleven las tres declamaciones finales del Kyrie eleison a una altura superior que la del primer segmento del Kyrie para dar la sensación de llegada al clímax o conclusión final.
La doxología es una expresión de alabanza, como ya la encontramos en el Gloria Patri. En el Gloria del Ordinario de la Misa oímos la Gran doxología, un texto mayor que comienza con Gloria in excelsis deo, cantado por los ángeles en el relato de San Lucas del Nacimiento de Cristo. Dada la longitud de este texto, las estrofas del canto están partidas en frases musicales que se corresponden con el fluir de las palabras.

Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis. Laudamus te, benedicimus te, adoramus te, glorificamus te, gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam, Domine Deus, Rex caelestis, Deus Pater omnipotens.

Domine Fili unigenite, Jesu Christe, Domine Deus, Agnus Dei, Filius Patris, qui tollis peccata mundi, miserere nobis; qui tollis peccata mundi, suscipe deprecationem nostram. Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis.

Quoniam tu solus Sanctus, tu solus Dominus, tu solus Altissimus, Jesu Christe, cum Sancto Spiritu: in gloria Dei Patris. Amen.



Gloria en los altos cielos a Dios y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por tu inmensa gloria, Señor Dios, Rey Celestial, Dios Padre todopoderoso.

Señor Hijo unigénito, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre, Tú que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas los pecados del mundo, acepta nuestra súplica. Tú que te sientas a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.

Porque Tú eres el único santo, Tú el único señor, Tú el único altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. ¡Amén!

El Credo Niceno es un listado de creencias clave compilado orginariamente en el Primer Concilio de Nicea (hoy en día en la actual Turquía) en el s. IV. Como con el Gloria, la longitud del texto en sí se presta a que haya cortes naturales en el canto. El Credo fue el último canto del Ordinario en ser añadido a la Misa, con lo que hay relativamente pocas melodías diferentes de este canto en la tradición gregoriana.

Credo in unum Deum,
Patrem omnipotentem,
factorem cæli et terræ,
visibilium omnium et invisibilium.

Et in unum Dominum, Jesum Christum,
Filium Dei unigenitum,
et ex Patre natum ante omnia sæcula.
Deum de Deo, lumen de lumine, Deum verum de Deo vero,
genitum, non factum, consubstantialem Patri:
per quem omnia facta sunt.

Qui propter nos homines et propter nostram salutem
descendit de cælis.
Et incarnatus est de Spiritu Sancto
ex Maria Virgine, et homo factus est.

Crucifixus etiam pro nobis sub Pontio Pilato;
passus et sepultus est,
et resurrexit tertia die, secundum Scripturas,
et ascendit in cælum, sedet ad dexteram Patris.
Et iterum ventirus est cum gloria,
judicare vivos et mortuos,
cujus regni non erit finis.

Et in Spíritum Sanctum, Dominum et vivificantem:
qui ex Patre Filióque procedit.
Qui cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur:
qui locutus est per prophetas.

Et unam, sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam.
Confíteor unum baptisma in remissionem peccatorum.
Et exspecto resurrectionem mortuorum,
et vitam venturi sæculi. Amen.



Creo en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, y subió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
Este canto comienza con tres declaraciones de la palabra “santo”, y está derivado del triple “kadosh” de la oración judía conocida como la Kedushah):

Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt cæli et terra gloria tua.
Hosanna in excelsis.

Benedictus qui venit in nomine Domini.
Hosanna in excelsis.



Señor Dios de los Ejércitos.
El cielo y la tierra están llenos de tu gloria.
¡Hosanna! en las Alturas.

Bendito el que viene en nombre del Señor.
¡Hosanna! en las Alturas.


La segunda parte de esta oración es el Benedictus. El Sanctus y el Benedictus se oyen al final del prefacio de la oración eucarística. La clara estructura de estas partes, especialmente la repetición de las frases clave, se refleja a menudo en las estructuras musicales de los cantos.
Esta conmovedora oración enfatiza el sacrificio hecho por Cristo para todo el mundo: Él es el Cordero de Dios. Igual que sucede con otras oraciones que constan de frases repetidas, este canto repite frecuentemente los claros patrones de las palabras.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, dona nobis pacem.



Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
Estas palabras pertenecen técnicamente al Ordinario de la Misa, pero como son tan breves se omiten generalmente de las musicalizaciones de los textos de la Misa y no han sido puestas en música tanto como otras secciones de la Misa. El Ite, missa est es la despedida al final de la Misa, que se reemplaza por Benedicamus Domino en misas penitenciales que omiten el Gloria, cantado durante periodos como el Adviento o la Semana Santa.

Ite, missa est podría traducirse por “Váyanse, [la congregación] ha sido enviada”. Estas profundas implicaciones de misión y de evangelización han sido a veces reemplazadas por despedidas en lengua vulgar. El canto del Benedicamus Domino (“Bendigamos al Señor”) es a menudo idéntico al del Ite, missa est. El Benedicamus Deo también se canta como un versículo al final de todos los versículo al final de todos los oficios of the canonical hours. de las horas canónicas. La respuesta es Deo gratias: “Demos gracias a Dios”.

Los Propios



El Propio de la Misa abarca otras secciones que pueden variar dependiendo del contexto litúrgico o del tiempo del año, e incluye el Introito, Graduale, Alleluia (excepto en Cuaresma), Tract (Cuaresma), Offertorio y Comunión.


El Introito o antífona de entrada se canta cuando entran los oficiantes. Consiste generalmente en un estribillo llamado antífona, seguido de un versículo del salmo (time permitting), de nuevo se repite la antífona, se entona la doxología del Gloria Patri y para cerrar se canta una nueva vuelta de la antífona. Las melodías del Introito se suelen caracterizar por ser tonos recitados, en los que una nota se repite muchas veces mientras se articulan las palabras.
Los Graduales se cantan tras la lectura del Nuevo Testamento. Un Gradual es un canto responsorial, generalmente alternado con un verso ornamentado que se suele cantar a solo, y al que a veces sigue una nueva vuelta de la sección inicial para crear una estructura simétrica de tres partes. Las melodías del Gradual a menudo se crean mediante un proceso llamado centonización, en el que motivos ya existentes se empalman a modo de collage, creando una familia de melodías distintas pero emparentadas con el mismo material.

El Aleluya se canta antes de la lectura del Evangelio, excepto en épocas penitenciales como el Adviento, en las que se canta un Tracto. Los aleluyas tienen dos secciones: el aleluya propiamente dicho y luego un versículo del Salmo, ambos ligados mediante un jubilus, que es un largo y alegre melisma (muchas notas en una sílaba) en la última vocal del aleluya, y luego se oye el mismo jubilus al final del verso. El canto llamado Tracto, como el Gradual, se elabora usando la técnica de la centonización y se basa normalmente en un texto del Salmo.

La práctica de añadir palabras a este largo melisma del jubilus del Aleluya es posible que haya originado otra forma de canto conocida como la Secuencia. Este tipo de poemas cantados, estructurados mediante coplas, no forman parte de la liturgia oficial, pero son una parte importante del repertorio gregoriano.
Los ofertorios se cantan durante la preparación de las ofrendas eucarísticas del pan y el vino. Antes del s. XII, los cantos gregorianos del Ofertorio incluían a menudo versos muy elaborados, pero esta práctica se perdió más adelante y el Ofertorio se pasó a estructurar en un modo similar al del Gradual o al de otros cantos responsoriales, con un verso contrastante seguido de la repetición de la sección inicial, conocido como repetenda.
Los cantos de Comunión se cantan durante la distribución de la Eucaristía, y su estructura se asemeja a la del Introito, con una antífona (estribillo) seguida de una serie de versículos del Salmo. Algunos cantos de Comunión son tonalmente ambiguos y difíciles de categorizar siguiendo los modos del canto gregoriano.


Más información sobre el canto gregoriano:





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Estructura de la Misa Tridentina

(Extraordinaria/Misa de Pío V)

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