Neumz – Gregorian Chant

La liturgia, la piedad popular y el canto gregoriano en Adviento de Catherine Restrepo

Llegada a Belén o Rechazo del posadero (1664) por Simon de Vos, en el Museo Nacional Soares dos Reis (foto: Dominio público).

La liturgia es la fuente fundamental de la práctica cristiana que nos proporciona la oportunidad de mostrar reverencia a Dios, y el deseo de amar y adorar a Dios por su sacrificio. El resultado de la acción litúrgica, que no es sustituida por la piedad popular, es la acción de la persona que siente la necesidad de hacer lo justo por el sacrificio de Dios. Por esta razón, durante el Adviento, la Iglesia tiene devociones populares y formas extra-litúrgicas de ejercicios espirituales como el Rosario, la tradición de instalar el Nacimiento, la corona de Adviento, las devociones marianas, la Novena de Navidad y las procesiones de Adviento; todo ello para representar el viaje a Belén de María y José en busca de un lugar en el que pudiera nacer el Salvador. Durante estas piadosas y enriquecedoras tradiciones, desde la Edad Media hasta los tiempos modernos, la música, concretamente el canto gregoriano, ha desempeñado un papel significativo en estas formas de práctica.

El P. Joseph Gelineau escribe en su libro Chant et musique dans le culte chrétien: «La piedad popular no está alejada de la liturgia. El uso del canto en la difusión del Evangelio es una tradición ininterrumpida del apostolado misionero y catequético de la Iglesia». También explica, de acuerdo con los Padres de la Iglesia, cómo los cantos son útiles en la vida de una comunidad cristiana, y hasta qué punto es una fuente de evangelización para dar a conocer a Cristo y dar a conocer su «Buena Noticia» a los demás.  Asimismo, según el P. Gelineau, esta es la razón por la que hay cantos prácticos y correspondientes que permiten funcionar como oración colectiva de súplica y canto procesional en tiempos de penitencia y preparación.  El sacerdote y músico P. Gelineau da el ejemplo de las Letanías de los Santos: el Kyrie Eleison, con una serie de invocaciones a los Santos, con la respuesta, las peticiones penitenciales Libera nos, Domine, las intercesiones por la Iglesia Te rogamus, audi nos, el Agnus Dei, y los Salmos.

En este período de preparación, el celebrante, los músicos y la asamblea deben tener en cuenta el camino de conversión, penitencia y esperanza, el mensaje de salvación de los profetas y las luchas y dificultades que tuvieron que afrontar José y María para traer al Señor a nuestro mundo. La música, aunque no se interprete en la liturgia, debe expresar moderación. Lo dice muy bien el documento Sing to the Lord, (Canta al Señor), número 114, de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos: «Debe haber moderación musical durante el tiempo litúrgico del Adviento […] evitando cualquier anticipación de la plena alegría del nacimiento del Señor».

El canto gregoriano expresa este sentimiento y la IDEA de Dios Padre, porque está revestido de palabras penetrantes y de bellas y modestas melodías, que enternecen nuestro corazón. Por eso, conocemos y llevamos cerca de nuestro corazón estos cantos latinos durante el Adviento: el Pater Noster, el Alma Redemptoris Mater y el Ave Maria, que se cantan habitualmente en las novenas de la Inmaculada Concepción y de Navidad. Además, antífonas como las Antífonas O, también conocidas como «antífonas mayores», se cantan en las Vísperas de la Octava de Adviento, del 17 al 23 de diciembre, y en algunos países y ocasiones durante la novena de Navidad.

Como quiera que sea, la piedad popular y el canto gregoriano están estrechamente relacionados con la liturgia durante el Adviento, como lo están con otros tiempos litúrgicos, y tienen un impacto en nuestras almas. El Directorio sobre la piedad popular y la liturgia editado por la Santa Sede explica esta conexión en el capítulo 4, número 97: «La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la venida del Mesías. […] A lo largo de los siglos, han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos valores del tiempo litúrgico del Adviento».

Gracias a Dios, ¡el canto gregoriano es una de las mayores expresiones conservadas durante generaciones! Por tanto, cantemos Alma Redemptoris Mater y meditemos sobre el fiat de María mientras esperamos y anhelamos también el nacimiento de Cristo nuestro Salvador con esperanza, alegría, paz y amor.